lunes, 4 de abril de 2011

La locura dormitaba Por Yudith López Verdugo*

…Y cuando regresó, cargaba sobre ella mil años de ausencia, que pesaban en su alma como ahogados sollozos nocturnos. La luz que bañaba su rostro, acentuaban el amargo dolor, de unos ojos que ya no sabían llorar.
Sus pasos lentos tintineaban en la calle angosta del viejo pueblo que guardaba en sus entrañas, los ecos de un pasado que con ella regresaba.
Su silueta callada, avanzaba sin prisas. Aspirando el olor a humedad y a esas horas que pasan lentas sin mas placer que acarrear el hastío.
La iglesia lucia soberbia. Encabezaba aquel pueblo fantasma, mezcla del estilo colonial y del abandono que si piedad sus moradores realizaban.
Su mente trataba de hilar recuerdos. Sombras, luces, voces ahogadas era lo que recordaba, solo podía recordar ese dolor. Que aún en las noches mas tranquilas atravesaba su pecho. Cuanta amargura, el sabor de no saber si fueron días o sólo sueños, subía enajenando sus huesos.
Cuanto más avanzaba, más perdida se sentía. Los espasmos fríos del silencio hacían que su cuerpo se encontrara sumergido en un mar que arropaba sus sentidos. Que ahoga su razón.
Si tan sólo sus pasos la llevaran al lugar donde todo comenzó, podría descansar de este caminar sin tiempos que no dejaba su alma reposar. Porque aún entre sueños se veía buscando entre la niebla. Caminaba entre callejones empedrados. Casas viejas, que al sentir su presencia respiraban profundamente. La locura dormitaba. El ayer no era pasado…
¿Quién sabe cuando morirá? Si ya ha muerto sin descanso tantas veces. Si la vida es sólo un sueño, del cual se despierta… al morir.
*Licenciada en Administración de Empresas.

TE RETOOO